Sembrando semillas de igualdad Las mujeres en la agricultura sostenible

El cierre de puertos y fronteras, además del corte temporal del comercio provocado por la pandemia, puso de manifiesto la importancia de la independencia energética y alimentaria, o sea que cada país produzca una buena parte de la energía y los alimentos que consume anualmente y así evitar el desabastecimiento. Eso no es nada fácil de lograr para ningún país.

Gracias a un sector agroalimentario que no se detuvo en ningún momento, Costa Rica no experimentó escasez de productos de agro en el mercado; aún con todas las dificultades y restricciones, las cebollas fueron recolectadas, las piñas abonadas y las vacas fueron llevadas a sus bancos de entrega de leche.

Según Felipe Arauz, Decano de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica, nuestro país produce cerca del 70% de la canasta básica alimentaria, pero su incapacidad en producción de granos como arroz, frijoles o maíz, nos urge a revisar y mejorar de manera multisectorial el sistema productivo para garantizar el abastecimiento de esta parte de la dieta.

Para lograrlo, es requerido implementar medidas más audaces de resiliencia a los retos de la agricultura sostenible.   Los fenómenos climáticos extremos, más las perturbaciones económicas y sociales que el mundo experimenta, profundizan además el aumento de las desigualdades, y, en el caso de las mujeres las pone en un panorama de mayor fragilidad.

La agricultura es sin duda una fuente de trabajo para los hombres y mujeres, pero ellas viven mayor discriminación, peores condiciones laborales, así como contratos y salarios deficitarios en comparación de los hombres.   Durante los peores momentos de la pandemia, el 22 % de las mujeres perdieron su empleo en el sistema agroalimentario no agrícola, frente al 2% de los hombres.   Además, la carga de trabajo de las mujeres como cuidadoras de familiares de forma no remunerada aumentó en el mismo período.  Según los estudios de la FAO, la importancia de librar esa batalla por la equidad proporcionaría seguridad alimentaria a 45 millones de personas.

La innovación tecnológica es una herramienta imprescindible en la búsqueda de la equidad en la actividad agrícola, y debe estar presente como parte de una sólida cadena de siembra, industrialización y distribución.

La tecnología tiene muchos recursos para proyectos que pueden ser liderados por mujeres con el uso adecuado de herramientas tecnológicas que nos alejen de procesos de mano de obra donde la fuerza sea la protagonista, contando por ejemplo con sistemas de descargas en bandas.  No es lo mismo cargar sacos de sandía en terrenos difíciles a contar con el uso de bandas, que benefician su transporte y que pueden ser operados sin distinción de género.

El cambio no es algo sencillo: el sistema agroalimentario costarricense necesita remozarse para generar adecuadas condiciones a las mujeres en esas labores del campo y también ofrecerles una formación actualizada sobre cómo producir mientras protegen y regeneran los sistemas naturales.

El rol del Estado es fundamental, para garantizar políticas públicas, financiamiento apropiado a pequeños productores, salida del producto al mercado de manera moderna y con herramientas digitales que reconozcan el ingreso adecuado al valor agregado de cada etapa de la cadena, seguros de cosechas, capacitación e incentivos, que permitan a las mujeres el acceso a nuevos recursos para la producción.

Por otro lado, el aporte en investigación, desarrollo, monitoreo y respaldo de las universidades públicas y los institutos de formación técnica en esos procesos de empoderamiento de mujeres en el agro es invaluable.

Finalmente, desde la empresa privada nuestro rol y compromiso se dirige a ofrecer las mejores soluciones para el segmento de agricultura, tener apertura para establecer alianzas que potencien las soluciones y alcancen el efecto social y económico deseado, y contribuir dinámicamente con soluciones para alcanzar el propósito de aumentar eficiencia en las labores y protección del recurso hídrico, indispensable para la productividad y la seguridad alimentaria que requiere nuestra sociedad.

Mario Enrique Peña Cabus

Mario Enrique Peña Cabus

Gerente de segmento de Infraestructura y Agricultura Latam

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